Lo veo, me gusta, lo quiero, me lo compro. Esta secuencia de acontecimientos es muy común en una gran cantidad de consumidores. Y esto es algo que no puede satisfacer el comercio online, incluso aunque te entreguen el producto en una hora. Satisfacer el deseo de compra inmediato es el reclamo del pequeño comercio para mejorar sus ventas.
Porque por mucho que tengamos la promesa que vamos a tener en nuestra casa en poco más de 60 minutos ese objeto de deseo, no es comparable a salir con él de la tienda. Esto supone también tratar de incentivar la compra desde el propio escaparate de la tienda.
Quizás los precios no sean ya el principal reclamo, para este tipo de consumidores. No importa pagar un poco más. No se va a parar a comprobar el precio si el precio del producto se puede encontrar más económico por Internet, ni se probará algo y lo dejará en la tienda porque sabe que si lo pide a través de una tienda online será más económico.
Para este tipo de clientes es necesario destacar esos objetos de deseo. Tampoco tiene por qué ser ese producto que sea el que te deje un mayor beneficio. Es necesario identificar estos productos, pero también a este tipo de consumidor que puede convertirse en el mejor amigo del pequeño comercio.
Para hacer una equivalencia, este consumidor no sería el que espera a rebajas para comprar, el que guarda un producto en su lista de deseos de Amazon. Es más bien ese al que le gusta un abrigo, un bolso, unos zapatos, se enamora de ellos y se los compra para estrenarlos inmediatamente.